Gallinas en garaje ajeno

Gallinas en garaje ajenoLos despertadores de hoy en día, de hecho, muchos de ellos, tienen entre sus posibilidades musicales la del “quiquiriquí” habilitada, y no es para menos, porque en muchas poblaciones, sobre todo rurales, los gallos siguen siendo el despertador de cada mañana. En estos casos, parece que todo utensilio tecnológico queda obsoleto ante la musicalidad de los gallos mañaneros.

De momento, situarles en un eje espacio-temporal, no un pequeño pueblo, sino la ciudad de Madrid y exactamente el distrito de Chamartín. La hora, más o menos la equivalente a la siesta de muchos, las 3 de la tarde. Unas gallinas parecían divertirse de un lado para otro en direcciones múltiples de este distrito.

Sin ton ni son, las gallinas se colaron literalmente en un garaje.  Como ya se sabe, las puertas de casi todos los garajes en la actualidad funcionan automáticamente. Tardan un rato en abrirse y otro rato en cerrarse, tiempo necesario para que las avispadas gallinas se aprovechasen de tal situación.  Poco importa que esta ave en su vertiente doméstica haya perdido parte de su vuelo, debido a la falta de necesidad de volar para su supervivencia. Pero el que no vuelen no es equivalente a que no mareen a cuantos se lo propongan.

Al parecer, las gallinas que no estaban invitadas al garaje, entraron por sorpresa y cuando ya no tenían más que hacer, abandonaron el lugar del mismo modo, con un espontáneo que sacaba el coche de su garaje. Sin más, unos a un lado y otros a otros. Ya por fin, tras una mañana de maratón de estas aves, algún vecino del barrio se le ocurrió dar cuenta de la carrera de las gallinas a la policía municipal, quien se puso en contacto de inmediato con el Servicio Veterinario de Urgencia (SEVEMUR). Eran las 15 horas, cuando los trabajadores de SEVEMUR, recibieron el aviso de las gallinas, al que acudieron de inmediato.

Al llegar a Chamberí, los dos veterinarios de SEVEMUR, se plantearon qué debían hacer para cazar a las gallinas. Se sabía que estos animales son rápidos, ávidos y desconcertantes en sus movimientos. Por lo tanto, frente a la incertidumbre reinante, SEVEMUR ideó un plan. La forma de coger a las gallinas del modo más eficaz y efectivo posible era asustarlas y meterlas en un portal de algún edificio cercano. El plan se hizo posible, las arrinconaron en el portal de un edificio y sin grandes dificultades las taparon con la red y las metieron en la furgoneta. Así, se puede decir que el maratón de las gallinas se cerró, esta vez no en un garaje ajeno, sino que los trabajadores de SEVEMUR completaron la carrera, ya con las gallinas como trofeo, cuando se las entregaron al Centro de Protección Animal (CPA).

Rosae Martín Peña Rosae Matín Peña
SIC. VISAVET-UCM
Ricardo Díaz Flores Ricardo Díaz Flores
SEVEMUR. VISAVET-UCM

Escribir un Comentario

Tu email no será desvelado. Los campos obligatorios están marcados con un *

*
*
*