Con la producción en serie, la capacidad de reproducir toda clase de artefactos minuciosamente se ha hecho posible y ha llegado a su culmen en este, nuestro siglo. Da igual lo que pidamos a las grandes empresas o a los pequeños comercios, sólo con una petición tendremos cuanto queramos en menos de lo que canta un gallo. Un ejemplo paradigmático de este hecho en la actualidad, son los establecimientos chinos, capaces de otorgar su mano de obra las 24 horas, los 365 días del año.
Lo que concierne a este caso particular es la inexistente barrera en nuestra era actual entre la realidad y la ficción, ya que, a veces, lo más artificial, se torna a los cinco sentidos como lo más auténtico. Así, el factor sorpresa no deja de ser una de las notas distintivas de los trabajadores de SEVEMUR. Sus funciones parecen estar claras, sin embargo, los factores externos a su trabajo, podrían ser en muchos casos la fuente de inspiración para muchas historias…
Una mañana de junio, los trabajadores de SEVEMUR recibieron el aviso de un señor que había encontrado un puerco espín a la entrada de su casa. Los trabajadores de SEVEMUR estaban cubriendo otro aviso en ese preciso instante, por lo que pidieron al particular que se hiciera cargo del animal hasta que pudiesen ir a recogerlo. SEVEMUR trató de hacerse una idea previa del animal antes de lanzarse con la furgoneta a su búsqueda y captura. Por la descripción que el señor hizo, estaba bastante claro que podría tratarse de un erizo.
SEVEMUR terminó su actual trabajo y volvió a llamar al particular que había dado el aviso del puerco espín. El hombre de modo natural les comunicó que el animal permanecía inmóvil en el jardín y que podrían pasar a recogerlo.
SEVEMUR llegó finalmente a la casa del particular y los trabajadores llamaron al timbre, pero nadie contestó. Tras una corta espera, SEVEMUR decidió llamar al teléfono del particular y les dijo que bajaría inmediatamente. El hombre de edad avanzada se acercó lentamente con timidez, y finalmente se atrevió a contar lo ocurrido. Al parecer, al intentar manipular al animal, le dió media vuelta y pudo leer una etiqueta que ponía “Made in China”. El hombre avergonzado por lo ocurrido se disculpó a SEVEMUR y les hizo la petición de sí podría quedarse con el animal de plástico. Los trabajadores no dudaron en decirle, ¡por supuesto!
Como comentaba al principio, hay dobles que superan la realidad y sólo cuando intentamos comunicarnos con ellos, se muestran tal y como son, animados o inanimados. Los trabajadores de SEVEMUR comentaron que el erizo estaba muy bien conseguido y que el señor estaba totalmente justificado.
Rosae Matín Peña SIC. VISAVET-UCM |
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Pablo González Aranda SEVEMUR. VISAVET-UCM |